Se murió.
La noche del lunes murió Pay, la cría de avión común a la que intentaba salvar...desde la tarde del domingo había bajado la guardia porque comenzó a comer sin problemas; pedía a cada rato y yo le daba y se mostraba despabilado y alegre...creí que lo malo ya había pasado por lo que estuve demasiado esperanzado. Poco me duró porque al día siguiente, temprano, cuando quise seguir alimentándolo comprobé que volvía a estar apagado. Lo que me da más rabia es no saber qué es lo que ha fallado; pudo ser que tuviese daños internos por la caída, pero también que lo que le di de comer no fuese lo apropiado y le hiciera daño. Las crías de pájaros insectívoros son muy difíciles de salvar, pero aún así lo intentas y te esperanzas.
Quiero agradecer su ayuda al "Grupo de Reabilitación de la Fauna Auntóctona y su Hábitat", GEFRA, que se ofrecieron para hacerse cargo del polluelo; lástima que el hospital de animales donde trabajan está en la Comunidad de Madrid. De todas formas, gracias.
El pájaro
Un silencio de aire, luz y cielo.
En el silencio transparente
el día reposaba:
la transparencia del espacio
era la transparencia del silencio.
La inmóvil luz del cielo sosegaba
el crecimiento de las yerbas.
Los bichos de la tierra, entre las piedras,
bajo la luz idéntica, eran piedras.
El tiempo en el minuto se saciaba.
En la quietud absorta
se consumaba el mediodía.
Y un pájaro cantó, delgada flecha.
Pecho de plata herido vibró el cielo,
se movieron las hojas,
las yerbas despertaron...
Y sentí que la muerte era una flecha
que no se sabe quién dispara
y en un abrir los ojos nos morimos.
Quiero agradecer su ayuda al "Grupo de Reabilitación de la Fauna Auntóctona y su Hábitat", GEFRA, que se ofrecieron para hacerse cargo del polluelo; lástima que el hospital de animales donde trabajan está en la Comunidad de Madrid. De todas formas, gracias.
El pájaro
Un silencio de aire, luz y cielo.
En el silencio transparente
el día reposaba:
la transparencia del espacio
era la transparencia del silencio.
La inmóvil luz del cielo sosegaba
el crecimiento de las yerbas.
Los bichos de la tierra, entre las piedras,
bajo la luz idéntica, eran piedras.
El tiempo en el minuto se saciaba.
En la quietud absorta
se consumaba el mediodía.
Y un pájaro cantó, delgada flecha.
Pecho de plata herido vibró el cielo,
se movieron las hojas,
las yerbas despertaron...
Y sentí que la muerte era una flecha
que no se sabe quién dispara
y en un abrir los ojos nos morimos.
OCTAVIO PAZ
3 comentarios:
Ni tan siquiera lo vi, pero me dió penita ayer cuando me enteré...besos
He leido las otras entradas al respecto. Pobrecillo, descanse en paz. De todas formas, seguro que allá donde esté, estará orgulloso de tener un padre adoptivo como tú.
He puesto una entrada en otro comentario sin leer que había muerto.
ví la foto. Muy jóven. Yo nunca he conseguido sacar a uno tan jóven. No es descartable que tuviera daños internos derivados de la caida.
Es más gratificante polluelos más crecidos, jóvenes para defenderse por sí mismos, pero crecidos para sobrevivir.
Un saludo.
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