La seguridad de la energía nuclear otra vez en entredicho.

Hasta el día 4 de abril Ascó I no informa al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) de la fuga radiactiva; ese mismo día Greenpeace denuncia públicamente la falta de seguridad de esta instalación nuclear. El incidente se clasifica como de nivel 1 (el más bajo).

Un día después, el 15, la Junta de Administraciones de la Asociación Nuclear de Ascó-Vandellós destituye al director de Ascó I, Rafael Gasca, a quien se asigna la "responsabilidad del proceso investigador del suceso"; también se cesa al jefe de Servicio de Protección Radiológica...las dimisiones se han producido cinco meses y medio después del incidente, ahí es nada.
Según el CSN, "Del análisis de la cronología de los hechos se deduce que ya el pasado día 9 de abril el titular conocía que la información de actividad total vertida no era correcta y no lo comunicó al CSN, a pesar de haber sido requerido reiteradamente y por escrito".
Las últimas noticias indican que se tendrán que someter a exámenes radiológicos y médicos a unas 1600 personas entre trabajadores, proveedores y visitantes; ya se han hecho análisis a casi 600 afectados que, naturalmente, han dado negativos.
Este tipo de incidentes y supuestas seguridades me trae a la cabeza el accidente/incidente de Palomares: en 1966, un bombardero estratégico norteamericano colisionó en vuelo con un avión cisterna. El B-52 transportaba al menos cuatro bombas termonucleares B28 de 1,5 megatones; dos de ellas quedaron intactas, una en tierra y otra en el mar y las dos bombas restantes cayeron cerca del pueblo, explotando el detonante convencional que portaban. Estas explosiones convencionales esparciendo unos 20 kilogramos de plutonio altamente radiactivo por los alrededores.


(Caricatura del famoso baño de Fraga, por entonces ministro franquista, en las aguas de Palomares; por Idígoras y Pachi)
Los informes de monitorización médica desclasificados en 1986 ponen de manifiesto que aproximadamente el 29% de la población de Palomares presentaba trazas de plutonio radiactivo en su organismo.
Recientes mediciones relativas a la presencia de plutonio radiactivo (que se disuelve muy mal en el agua) en el plancton del Mediterráneo Español han hecho pensar a muchos científicos que hubo una quinta bomba, nunca recuperada y ocultada por los Estados Unidos a los gobiernos de la democracia.
Un accidente similar ocurrió el 21 de enero de 1968 en la Base Aérea de Thule, en Groenlandia: un accidente en pista provocó el incendio y posterior explosión de un B52 que llevaba 4 bombas B28 como las de Palomares. Aquí sí se hizo estudio epidemiológico y la tasa de cáncer entre los trabajadores que participaron en la limpieza era un 50% superior a la de la población general. Hubo también informes de esterilidad y otros trastornos asociados a la radiactividad.
Palomares es el accidente Broken Arrow (pérdida total de armas nucleares) más grave de la historia.
Recientes mediciones relativas a la presencia de plutonio radiactivo (que se disuelve muy mal en el agua) en el plancton del Mediterráneo Español han hecho pensar a muchos científicos que hubo una quinta bomba, nunca recuperada y ocultada por los Estados Unidos a los gobiernos de la democracia.
Un accidente similar ocurrió el 21 de enero de 1968 en la Base Aérea de Thule, en Groenlandia: un accidente en pista provocó el incendio y posterior explosión de un B52 que llevaba 4 bombas B28 como las de Palomares. Aquí sí se hizo estudio epidemiológico y la tasa de cáncer entre los trabajadores que participaron en la limpieza era un 50% superior a la de la población general. Hubo también informes de esterilidad y otros trastornos asociados a la radiactividad.
Palomares es el accidente Broken Arrow (pérdida total de armas nucleares) más grave de la historia.
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